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»¡Escuchen esto, naciones lejanas,
de nada sirve que se preparen para la guerra!
Aunque se armen hasta los dientes,
quedarán aterrorizados y destruidos.
10 De nada servirán sus planes,
pues Dios los hará fracasar.
Aunque llamen a la batalla,
nadie les hará caso,
pues Dios está con nosotros».

Sólo a Dios hay que temer

11 Dios me tomó fuertemente con su mano y me advirtió que no me comportara como los de Judá. También me dio este mensaje para ellos:

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